Último telegrama de Minoru Ôta,
comandante de la Marina de Guerra de Japón en Okinawa
Enviado a las 20:16 el día 6 de Junio, 1945:
«Aunque es el Gobernador la persona que debería transmitir este reporte sobre la actual situación de los habitantes de Okinawa, ahora mismo no tiene disponible ninguna manera de comunicación y la división 32 del Cuartel General parece estar muy ocupada con su propia correspondencia. De todos modos, debido a la situación crítica en la que estamos, me dispongo a enviar este reporte urgente sin el consentimiento del Gobernador. Desde que empezó el ataque del enemigo, nuestro Ejército y Armada han estado luchando en batallas defensivas y no han podido atender a los habitantes de la prefectura. Consecuentemente, debido a nuestra negligencia, esta gente inocente ha perdido sus casas y propiedades en los asaltos enemigos. Cada hombre ha sido reclutado para participar en la defensa, mientras que las mujeres, niños y ancianos han sido obligados a esconderse en pequeños refugios subterráneos que no son tácticamente importantes pero están expuestos a los bombardeos o inclemencias del tiempo. Las chicas se han dedicado a tareas de enfermería y cocina para los soldados y han llegado hasta el punto de ofrecerse para llevar municiones, o unirse en el ataque al enemigo. Esto deja a la gente del pueblo vulnerables a los ataques enemigos, y serán probablemente asesinados. En su desesperación, algunos padres han pedido a los militares que defiendan a sus hijas de violaciones por parte del enemigo, preparándose para no volver a verlas nunca más.
Las enfermeras, con soldados heridos, vagan sin rumbo porque el equipo médico se ha ido dejándolas atrás. El Ejército ha cambiado su operativa ordenando a la gente que se desplace a áreas residenciales lejanas, pero aquellos que no tienen disponible ningún medio de transporte, caminan en la oscuridad y la lluvia mientras buscan algo de comida para mantenerse vivos. Desde que nuestro Ejército y Armada ocuparon Okinawa, los habitantes de la prefectura han sido forzados a hacer el servicio militar y labores duras, al tiempo que han sacrificado todo lo que poseían, incluyendo también las vidas de las personas que aman. Han servido con lealtad. Ahora nos acercamos al final de la batalla, pero ellos quedarán sin ser reconocidos, sin recompensa. Viendo ésto, me siento profundamente deprimido y no tengo palabras para ellos.
Los árboles, las plantas han desaparecido. Incluso las algas están quemadas. Para finales de Junio no habrá más comida. Así es como los habitantes de esta isla han luchado en esta guerra. Por esta razón, pido que les den a los habitantes de Okinawa una consideración especial a partir de este día»
.Hacía mucho tiempo que quería ir … pero no podía, porque conocía la historia, había visto fotos y sabía más o menos cómo era el lugar, lo que iba a sentir y cómo me iba a dejar. No me gustan los túneles, los espacios cerrados sin ventanas, ni tampoco el metro, pero ese día pensé:
Hoy … y fui.
Desde la casa de mis padres son unos quince minutos en taxi pero yo no quise ir en taxi. Fui hasta la estación cercana del monorriel y pregunté por el lugar. El empleado me miró con cara de estachicaestámal, porque le dije que quería ir caminando. Me aconsejó mil veces que tomara un taxi o el ómnibus, porque con el calor que hacía no iba a llegar bien.
Me enseñó el camino, me aconsejó que comprara una botella de agua, le di las gracias, bajé las escaleras y empecé a caminar. Todo era nuevo para mí, nunca había estado en ese barrio, no conocía nada.
Quise ir caminando para pensar en cómo habrá sido el lugar 67 años atrás, en el año 1945. El mismo cielo, el mismo calor de julio, las ruidosas cigarras …
Después de 50 minutos caminando bajo el sol de verano, llegué a la colina, un lugar muy bonito con flores y un panorama maravilloso. Entré al Museo … y empecé a sentir miedo. Me empezaron a temblar las piernas y mi corazón a latir aceleradamente y pensé que me ahogaba. Tuve miedo, mucho miedo, tal vez piensen que exagero pero tuve miedo. Bajé al refugio con un grupo de turistas porque pensé que sola lo iba a pasar mal. Me temblaban las piernas, no quería bajar, no quería ver nada, quería volver, los turistas bajaban, me iba a quedar sola, tenía que ir con ellos … y casi me caigo al bajar porque los escalones estaban empapados por la humedad.
Me sentí mal, no sólo por el lugar, cerrado, sino porque tuve la sensación de estar haciendo algo malo, y no pude sacar fotos. Me temblaban las manos … y no pude seguir sacando fotos. Las imágenes de hoy salieron un poco borrosas, lo siento mucho pero son las pocas fotos que saqué bajo tierra.
Las paredes estaban sucias, con muchas manchas y moho, y casi me pongo a llorar cuando vi un cartelito que decía Sala médica. ¿Aquí? ¿Cómo pudieron …?
Muchos sentimientos, mucho dolor, muchas imágenes que quedaron dentro de mi mente, muchos por qués sin respuestas … Después de unos treinta minutos llegué a la salida y, lo primero que vi fue ese cielo y nubes de la primera foto, ese cielo que «ellos, ellas» no pudieron ver.
La brisa de verano en mis mejillas me hizo volver a la realidad y me sentí feliz. Feliz de poder ver el cielo, las nubes, las flores, el verde de los árboles, feliz de poder escuchar a las cigarras, las voces de los niños jugando en el parque, el ruido de los coches, de poder beber una botella de agua fría, de poder caminar sobre el pasto descalza, de poder comer lo que me gusta, de poder escribir, de poder compartir sobre nuestras culturas con todos ustedes … de poder hacer un montón de cosas.
Fui sola, pero me hubiera gustado ir con alguien para poder sentir el calor y la tranquilidad que transmiten las manos.
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En el año 1953 abrieron por primera vez el refugio y encontraron los restos de Minoru Ôta y más de 800 soldados, y en el año 1958 recogieron otros 1500 restos de los miembros de la Antigua Armada Imperial Japonesa.
Agradezco a mi amigo UnGatoNipón por ayudarme a traducir el texto (del inglés al español) del último telegrama del comandante Minoru Ôta. Muchísimas gracias. El texto en japonés está escrito en kanjis y katakana, costumbre de la época y hay palabras que son ilegibles (última foto)
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Antiguamente, era normal decir y escribir al final de una carta, mensaje o telegrama «¡Viva el Emperador!» …
pero el comandante Minoru Ôta no lo hizo.
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Entrada original de Una japonesa en Japón
Muchísimas gracias.
Hasta la próxima.
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「旧海軍司令部壕」・・・初めて行きました。
場所は分かってたし、司令部のことも分かってたし、ただ行きたいと思わなかった。閉所恐怖症が行きたくない理由でした。でも先月、一人で行きました。
最寄りの「奥武山公園駅」で降りて、駅員さんに道順を聞きました。歩いていきたいと言ったらびっくりして、だめよ、こんな日に!熱中症になるよ!。でも親切に教えてくださいました。
タクシーだったら家から15分位ですが、どうしても歩いて行きたかった。空は67年前と同じだし、夏の暑さも同じ、でも周りの風景は違う。どういう感じだったんだろうと思いながら歩いてました。
高台まで50分かかりました。資料館に入ったら足が震えだして心臓がバクバク。私大丈夫じゃないかもと思いました。資料館の遺品を見てたら気分が悪くなって、壕には行けないかもしれないと思いました。幸い、観光客のグループがいましたので、一緒に下りました。階段は湿気で全部濡れてまして、滑って落ちるところでした。戻ろうかと思いましたが、勇気をだして下まで行きました。でも写真を撮ろうと思ったら、手が震えだして数枚だけ撮ってやめました。なんだか悪いことをしているような気がしました。
壕内は言葉で表せないものでした。外へ出たとき、一番最初に目に入ったのがtopの写真です。彼ら、彼女らが見ることが出来なかった空と雲。綺麗な空でした。
司令部壕は、1953年に入り口を崩壊し、壕内から大田司令官と800人以上の遺骨が収集されました。そして1958年にはさらに1500人以上の遺骨が収集され、沖縄海友会によって海軍慰霊之塔が建立されました。
最後の写真は大田司令官が大本営に送った最後の電文です。スペイン人のお友達に頼んで、英語からスペイン語に訳してくれました。
”…陸海軍沖縄に進駐以来、終始一貫して勤労奉仕 ・・・
沖縄の実情は言葉ではたとえようもありません。一本の木、一本の草さえありません。
沖縄県民はこのように戦いました。県民に対して、特別なご配慮をお願いします ・・・”
当時は「天皇陛下万歳!」で報告の終わりが常識だったのに、県民に対しての思いだけの最後の電文 ・・・考えさせられました。
一人で行ったのは良くなかったけど、沖縄の歴史の一部を見ることが出来てよかったと思います。戦争は嫌ですね・・・
いつも読んでいただいて、ありがとうございます。
敗戦の日、沖縄にて。
ご自愛くださいませ。
ではまた ・・・
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