La festividad más grande e importante de Japón del mes de agosto, es el O-Bon, una costumbre de origen budista que forma parte de la cultura japonesa y que consiste en honrar a los fallecidos, a nuestros antepasados. Algo parecido al Día de los muertos de sus países.
El O-Bon se celebraba originalmente alrededor del día 15 del séptimo mes del calendario lunar, pero actualmente, los días son diferentes según las regiones del país.
En casi todas las prefecturas de Japón se celebra de acuerdo al calendario solar (desde el 13 al 15 de agosto), en algunas zonas de Tokio se celebra en julio, y en Okinawa se sigue celebrando según el calendario lunar.
El O-Bon se empezó a celebrar desde principios del s.VII a.C, y consiste en una ceremonia donde se reciben a los antepasados que regresan al hogar para reunirse unos días con sus seres queridos.
A pesar del nombre, no es una costumbre triste porque es una buena oportunidad para reunirse toda la familia desde distintas partes del país, para agradecer a los antepasados todo lo que hicieron por nosotros.
Las fotos de hoy son de un pueblo de la prefectura de Tottori, lugar donde viven unos familiares.
En el cementerio se ponen a las seis de la tarde, unas velas en las linternas de piedra (primera foto) para iluminar el camino a los espíritus. A este fuego se le llama mukae-bi, fuego de bienvenida.
Delante del altar budista que hay en cada casa, se ponen unas bolas de arroz, pepinos y berenjeras con palillos como se ve en la imagen. El pepino significa un caballo, y la berenjena una vaca. Se dice que los difuntos llegan en caballo porque quieren verse cuanto antes con sus familiares, y cuando se van lo hacen montados en una vaca, despacito, como lamentándose tener que despedirse hasta el año siguiente. También se dice que los espíritus vuelven montados sobre el caballo y la vaca es la que lleva los regalos de los familiares.
La comida que se pone en el altar durante el O-Bon es diferente según la prefectura, el pueblo, la familia.
Lámpara de papel llamada bon-chōchin, que suele colocarse en el altar budista. Normalmente las lámpara son dos, una a cada lado del altar y se dejan encendidas toda la noche durante los tres/cuatro días (según la prefectura) del O-Bon para que los antepasados pueden llegar a la casa.
Antiguamente, se prendía fuego a unos tallos de cáñamo llamados ogara en la entrada de cada casa para guiar a los espíritus pero ahora es imposible, es por eso que se usan lámparas eléctricas como la de la foto.
Una de las cosas que no pueden faltar son los inciensos. Se colocan delante de la tumba y también en el altar de cada casa.
El significado del incienso en Japón.
El humo del incienso, además de limpiar nuestras impurezas e imperfecciones, es también la “comida” de los fallecidos. A través de ese humo, se dice que podemos “comunicarnos” con los seres queridos que se encuentran en el más allá.
El último día del O-Bon, a eso de las seis de la tarde en la entrada de las casas, se hacen los preparativos para despedir a los espíritus de los fallecidos.
El fuego de despedida se hace con los tallos de cáñamo, porque en la antigüedad se decía que era una planta sin impurezas y alejaba a los malos espíritus.
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O-Bon, festividad japonesa de los difuntos – お盆
Entrada original de Una japonesa en Japón
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Muchísimas gracias por leerme.
Una buena semana a todos.
Hasta la próxima 🙂
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